sábado, abril 14, 2007

Claro que no (IV parte)

Por fin, lo que todos o quizas nadie estaba esperando. El final definitivo de mis aventuras con Claro (Claro I, Claro II, Claro III).

Cuarto Acto - El anti cliente

Resulta que ya de frentón decidí cambiarme de compañía. Mis mensajes de texto no llegaban a destino y al salir de vacaciones y alejarme de la civilización, siempre era el primero en perder señal. Adiós Claro, ex Smartcom, ex Chilesat. Decidí irme a Entel.

Con esta idea fija partí rumbo al barrio El Golf donde en menos de una cuadra le tenemos su oficina Entel y su oficina Claro. Entel cierra más temprano así que primero fui para allá.

- Hola, quiero contratar un plan.

Como era de esperar ante una frase como esa, se me abrieron las puertas de cielo, extendieron una alfombra roja y me hicieron masajes mientras me atendían. Bueno, la verdad es que todo eso no pasó pero el solo hecho de que me atendieran rápido ya me sentía cliente VIP.
Elija aparato, elija plan, firme aquí, firme acá. Aquí está su teléfono, estará activo en las próximas horas, adiós.
Así, salí de Entel con mi nuevo plan y nuevo teléfono en poco más de 15 minutos. Al salir comprendí que nunca más me atenderían tan bien pero eso ya se verá más adelante.

Caminé 100 pasos y llegué a la sucursal de Claro, con mi flamante bolsa de Entel en la mano. De inmediato sentí como las miradas de odio de la familia Claro caían sobre mí.

- Hola, quiero terminar un contrato.
- Si, baje al subterráneo, avence por el pasillo de las serpientes de dos cabezas, cruce el río con cocodrilos y luego suba por la enredadera de espinas. Cuando llegue arriba deberá vencer al Gorilón y, ahí le atenderán nuestras empleadas rusas que no hablan español.

Bueno, obviamente eso tampoco pasó pero sí me hicieron esperar más de una hora. En realidad no fue tan terrible porque por mientras jugaba con mi nuevo teléfono Nokia 5300.

Mientras me hacían esperar llegó una señora con su hija Colomba de aprox. 15 años. Ellas querían contratar un plan. Al llegar me vieron a mí, dentro de una sucursal Claro con una bolsa de Entel.

- Hola. Oye, ¿tú tienes Entel o tienes Claro?
- Tengo Claro pero me estoy saliendo y me acabo de meter a Entel.
- Mmm y ¿por qué?
- Emm es que Entel en general tiene mejor señal.
- ¿Sí? ¿Claro no se escucha bien?
- O sea, en Santiago funciona bien pero cuando salgo de vacaciones lejos pierdo la señal mucho antes que Entel.
- Ya ok, gracias. ¿Colomba, vamos a Entel?

Al final les salió caro hacerme esperar (mua ja ja).

Por fin me atendieron.

- Hola, quiero terminar contrato, aquí esta el teléfono, aquí está el cargador.
- Usted hizo un contrato por el aparato hace menos de un año y medio por lo que debe pagar $16.000 por los 4 meses que le quedan de contrato.
- ¿Cómo que tengo que pagarles? La ley dice que uno puede terminar contrato cuando uno quiera.
- Si pero eso es para el contrato de servicio, además usted tiene un contrato por el aparato.
- Ya, ok. Veo que han logrado burlar a la ley. Los felicito.
- Así es. Muchas gracias.

Y así fue el final de mi historia con Claro. Tuve que pagar la multa, me salía más barato que seguir pagando el plan. No importa, como consuelo les hice perder un cliente y ahora tengo un celular que saca fotos y toca música, voy a tener señal en Chuchunco y mis mensajes sí llegan a destino.

¿Entregará Entel un servicio decente? ¿serán capaces de atenderme bien ahora que ya soy cliente? No se despegue de nuestra sintonía.

domingo, abril 01, 2007

Camisas y taxis

Hoy tengo una cuenta corriente y chequera.
Hoy uso mas zapatos que zapatillas.
Hoy me preocupo de mi ISAPRE y AFP.
Hoy hablo de "la oficina".
Hoy me miro al espejo y estoy peinado.
Hoy ya no recibo mesada.
Hoy tengo un contrato y tengo sueldo.
Hoy miro mi clóset y cuento. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8. Ocho camisas.
Hoy veo mi saldo y... hay plata.
Hoy entiendo un nuevo humor, el "humor de oficina".
Hoy pienso en inversiones.
Hoy estoy apurado y tomo un taxi.


¿Saben qué? Me gusta.